Para Carlos
La lucha es a vida o muerte. Y él lleva las de perder. La máscara, su única aliada en la batalla por el preciado oxígeno, le cubre la mitad del rostro demacrado de un vivo azul turquesa. Ella le aprieta la mano esquelética y se pregunta para qué todo aquel sufrimiento. ¿Qué sentido tiene luchar cuando la vida ya no es vida? Si sus papeles estuviesen intercambiados, ella rechazaría aquella ayuda bienintencionada, rogaría que la dejasen morir, que le permitiesen escapar de aquel sinsentido. Tal vez por la distancia que siempre hubo entre ellos, ella desconoce si ese es también su deseo. Y ya nunca lo sabrá, porque hace tiempo que él abandonó el cascarón que había sido su cuerpo.
Montse Puche Cano
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