Los davishes del Demavend cuentan la historia del Rey Blanco Dabhar señor de los cuatro reinos del centro en Adhyvadya, un territorio meridional de la península que hoy los hombres llaman India. La narración es impartida como una moraleja para los soñadores e iniciados de los ritos del loto, antes de emprender uno de sus temerarios sueños colectivos.
Los esquivos monjes, que han escavado una metrópolis en la falda de la montaña, cuentan que durante la campaña de la unificación de los reinos, Dabhar aguardaba impaciente el final del invierno y de los deshielos para poder cruzar el caudaloso Sin y continuar con su campaña anexionista. Su ejército había empezado a sufrir el hambre y diversos rumores se elevaban hasta los estandartes a media asta del mandatario. Las tropas no aguantarían mucho más en ese pantano literal y figurado.
Álvaro Morales
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