Relat d’abril: “Las orillas de ébano”

La botella brilló, de repente, sobre el penacho espumoso de una ola y rodó hasta mis pies, donde quedó varada. La recogí esperanzada, pero no guardaba ningún mensaje tuyo. Aún la conservo. La llevé a nuestra destartalada cabaña, la arrullo como a un bebé y le canto en susurros. Le explico cómo me hallo anclada a esta orilla que tuvo noches cálidas, húmedas, abundantes de besos, y ahora está repleta de amaneceres sombríos, habitada por el ansia de reencontrarte que me consume por dentro. Se quedará conmigo para hacerme compañía, ya que tú no estás, hasta que rellene su interior con mis palabras y mis lágrimas. Solo entonces la devolveré a las aguas y permitiré que continúe su camino, entre olas tranquilas, para que te alcance mi lamento, amado mío. ¡Soy tan infeliz tejiendo redes, lejos de ti! Cuando lo pienso, la vida se me hace insoportable. ¡Sola! Me siento sola, me dejaste sola. Continúo sentada en la playa, día tras día, y no tengo compañero con quién hablar. No tengo el esposo que me fue dado, ya no tengo en quien apoyarme.

Angel Figueroba


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