¡Qué importante es acertar el significado correcto cuando escuchamos palabras que tienen más de uno! En casa lo sabíamos bien porque sufrimos en nuestras carnes, o más bien en nuestro bolsillo, las nefastas consecuencias de una confusión semántica. Pero antes de que os explique lo que pasó con el que llamaremos “padre Mitjavila”, permitidme que os cuente la historia de otro padre, el mío, a quien me referiré como papá, porque así es
como le llamaba y para evitar más confusiones.
Papá emigró a Cornellà con toda su familia desde Santa Elena, en Jaén, cuando teníadiecisiete años y, ya entonces, llevaba casi doce trabajando primero en el campo y luego en la cantera. Como tantos de los niños que se criaron en un pueblo los años que vinieron después de la guerra, apenas pudo ir a la escuela.
Carlos Morales Rodríguez
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