La muerte despistada
09:58:00 a.m. El personaje de negro insiste tanto en su llamada a la puerta A, que hace activar las mirillas de las restantes puertas del rellano del 7o piso con el inevitable análisis de la identidad del visitante: delgado, cara demacrada y cansina, como de quien ha hecho muchas visitas como la de hoy; tiene la pinta de ser un funcionario.
– ¡Ya va, ya va! – contestan, al tiempo que suena la apertura de un cerrojo y dos vueltas de llave de una cerradura. Se entreabre la puerta con la cadena puesta, mostrando media cara desconfiada.
– ¿José Pérez Garcia? –interpela el de negro.
– Sí ¿Qué desea?
Serafín Sierro
Las cuentas
Ahí viene el grande. Cada tarde, nada más traspasar la puerta, me coge de la manga y me pide que le ayude con los deberes. Hoy toca multiplicaciones. Primero le pregunto la tabla, luego le pongo ejercicios y me quedo un rato por si tiene dudas. En el otro extremo del salón la nena anda ocupada sin hacer ruido. Solo se oye el rasgar de las tijeritas de plástico. Observo que es aficionada a las manualidades. Recorta los trozos en forma de diamantes o de tréboles. Los dobla y los coloca en hileras. A su lado, en el suelo, hay un bote con purpurina brillante.
Ángel Figueroba
Deixa un comentari