La sang vessada
Avui els acúfens són més intensos i intento no pensar-hi i evitar el silenci. Envoltada de gent, tampoc la remor de les paraules calma ni cura, no hi ha consol que estovi els llavis durs i secs que no recorden com somriure. No sé quant de temps fa que no he menjat, poden ser deu hores o vint-i-quatre, l’estómac tampoc em demana, com si ja hagués après que les rutines són altres, ara.
Natàlia Jaurrieta Casanova
La lintera mágica
Cuando tenía siete años, mi padre me llevó con él al cine.
Ya había ido otras veces, claro, a ver películas de dibujos animados con mi madre. Menudo apuro pasaba cuando a ella se le escapaba el lagrimón ante las dificultades que solían acontecerles a los protagonistas cada dos por tres. Aún recuerdo lo mal que lo pasó, la pobre, cuando los cazadores mataron a la madre de Bambi. Al encenderse las luces tuve que mirar para otro lado y hacerme el despistado, para que ella no se percatase de lo abochornado que me sentía por sus ojos hinchados y enrojecidos.
Pero esta vez fue diferente. Muy diferente.
Ana M. Abad
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