Manel
L’estiu tocava a la seva fi. Els dies s ́escurçaven cada cop més de pressa i les tardes refrescaven a passos engegantits.
En Manel tenia por de l’hivern.
Temia la foscor, la fredor de casa seva, la solitud de la seva vida.
Hipnosis
No quería morirse sin entender qué había fallado en su ingenioso plan de renacer a una nueva existencia, disfrutando de la riqueza almacenada, y dejar atrás su miserable vida, borrando, para siempre, cualquier rastro que pudieran haber dejado sus delitos.
Lo tenía a menos de tres metros. Los continuos relámpagos alumbraban en la noche lluviosa aquellos saltones y sorprendidos ojos. La cabeza, abierta como una granada madura, había quedado enrocada, vacía de sangre, en una grieta a ras de agua, al pié del acantilado. El resto del cuerpo ondeaba como un pelele al ritmo estruendoso del oleaje. Hasta aquí todo bien. Era lo planeado para el sepulturero.
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