El hueso de la carrera era Derecho Romano, casi nadie era capaz de aprobarlo. Asignatura, ésta, que impartía el doctor en ciencias jurídicas Don Ramiro Burguillos del Valle con el talante despótico de un Emperador. La leyenda universitaria cifraba en decenas los casos de estudiantes que no habían podido licenciarse por tener romano aún pendiente desde hacía años y eran multitud aquellos que migraban de universidad y acababan la carrera en otras Facultades con tal de eludir aquel escollo.
Ciertamente, las clases eran un peñazo; ya saben, manumisiones de siervos y demás leyes arcaicas. Don Ramiro nos torturaba, con especial saña, con la parte del temario dedicada al Derecho de familia. Recuerdo al catedrático describirnos con voz extasiada el haz de facultades que detentaba el Pater familias sobre su mujer, hijos y esclavos.
Héctor Daniel Olivera
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