El parador

Nunca le habían gustado las habitaciones frías y disolutas. En ocasiones incluso había llegado a poner quejas por una simple nimiedad. Se trata de una persona tan exigente que el pedirle a un río que fluya hacia su manantial. Cuando le daban la habitación, subía y la examinaba a conciencia. Lo hacía siempre antes de decidir quedarse como huésped. Ese comportamiento compulsivo era más por hacerse el importante que realmente porque lo necesitase. Pero en esa ocasión se abstendría de dar la nota.

No es una coincidencia

“La noche pasada lo que pareció ser una aurora boreal, atemorizó a unos y extasió a otros. Las fantasmagóricas formas y los colores eran idénticos a los de las auroras y, probablemente, su origen sería el mismo. El oscuro cielo nocturno se vistió de un manto increíblemente hermoso durante más de dos horas. Las auroras boreales tienen su origen en las radiaciones solares que, en colisión con los átomos de nuestra atmósfera, originan destellos luminosos…”